El Momento Devocional de los Calvinistas (1ra Parte)


Introducción                                                                                    


Tanto de niño como de adolescente, llegué a escuchar mucho, en distintas iglesias, campamentos, retiros y estudios, que todo buen cristiano debe hacer su "devocional" o tener un cierto "momento devocional" con Dios. Nunca cuestione nada de ello, siempre creí que era algo realmente valioso e importante, sin embargo jamás llegué a tenerlo como una práctica cotidiana.

Luego, cuando comencé a incursionar en la doctrina reformada (o bien, en el calvinismo) olvidé por completo todas esas exhortaciones sobre tener un momento devocional con Dios. Supongo que asumí que aquello simple y sencillamente no era una cuestión de calvinistas. No veía a mis autores reformados favoritos diciendo cosas como "has tu devocional", así que talvez pensé que era cosa de arminianos, no lo sé. Pero ¡Sorpresa! Poco a poco fui encontrando que entre calvinistas existe algo mucho superior que el dichoso "devocional" del que me habían hablado ¡Así es! Entre reformados existe cierta disciplina centrada en un momento intimo diario con Dios y con su Palabra, sin embargo nosotros los calvinistas no le llamamos "devocional" sino "meditación".

Entiendo que el término "meditación" de entrada, podría hacernos pensar en cosas como el yoga y todo ese tipo de practicas orientales de concentración trascendental, poner la mente en blanco, etc... Sin embargo no es eso a lo que nos referimos nosotros con "meditación" y no debemos rechazar esta expresión sólo por que es muy usada por incrédulos y paganos.

La meditación de la que yo estoy hablando es una disciplina especial de reformados o calvinistas debido a que es una disciplina que fue tomada con mayor seriedad y ahínco por nuestros hermanos puritanos (quienes también eran calvinistas, y calvinistas de los más piadosos por cierto). Numeroso pensadores puritanos escribieron acerca de la meditación; qué es, cuándo hacerla, cómo hacerla, sobre qué temas hacerla, etc... Con todo mi corazón creo que sería de gran beneficio para la iglesia en general, para la verdad de la Palabra y para la sanidad de nuestro mundo actual que todo calvinista recuperara la olvidada disciplina de la meditación bíblica.

Pero quizás nos preguntemos ¿Es que a los calvinistas y puritanos sólo se les ocurrió inventar una disciplina para imponerla a la vida cristiana? La respuesta es negativa. La meditación bíblica no es algo que se le ocurrió a los puritanos sino algo que ellos notaron en las Escrituras ¡Es por ello que es "bíblica"!

En el libro de los Salmos leemos que David dijo "Se enardeció mi corazón dentro de mí; En mi meditación se encendió fuego" (Sal 39.3). El Salmo 1 nos habla de un varón bienaventurado, un hombre grandemente dichoso, y dice que "en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche" (Sal 1.2). Pero esta práctica no inició con los Salmos ni con David sino mucho antes, desde los días de Josué, a él, Dios mismo le dijo "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él". En el Salmo 119 leemos: "Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, Para meditar en tus mandatos". (Sal 119.148). La meditación es una práctica bíblica y tristemente olvidada por los cristianos. Sin embargo, con los puritanos como mentores, quizás podamos recuperar la práctica bíblica de la meditación para nuestro tiempo.

Tipos de Meditación: Ocasional y Deliberada                          


Los puritanos escribieron sobre dos tipos de meditación: ocasional y deliberada. Por ejemplo: Edmund Calamy, un puritano, marcando la diferencia que hay entre un tipo de meditación y otro dijo: "hay una meditación repentina, breve y ocasional sobre las cosas celestiales y hay una meditación solemne, prefijada y deliberada"

#1 Meditación Ocasional

La meditación ocasional es aquella que se realiza en cualquier lugar y momento, sucede muchas veces de forma espontanea, usando cualquier cosa que puedan captar nuestros sentidos "cual escalera para subir al cielo". Es el tipo de meditación que hizo David en el Salmo 8. Ese día David se encontraba observando el cielo nocturno, probablemente él no había programado o planeado un momento de reflexión, simplemente miró hacia la luna y las estrellas y algo lo inspiró, entonces dijo las conocidas palabras "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?" (Sal 8.4) Eso es meditación ocasional. Es lo mismo que hizo Salomón en Proverbios 6, cuando vio a las hormigas y dijo:

"6Ve a la hormiga, oh perezoso,
Mira sus caminos, y sé sabio;
7La cual no teniendo capitán,
Ni gobernador, ni señor,
8Prepara en el verano su comida,
Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento."
(Prov 6.6-8)

#2 Meditación Deliberada

Sin embargo el tipo de meditación más importante es la meditación diaria y deliberada. Calamy dijo que la meditación deliberada toma lugar "cuando un hombre aparta... un tiempo y entra en un aposento privado, o da un pasea privado y allí medita deliberadamente en las cosas del cielo".

Richard Baxter dijo que la meditación "prefijada y solemne" difiere de la meditación ocasional y superficial" tanto como los tiempos señalados para oración difieren de las oraciones espontáneas pronunciadas en medio de las ocupaciones diarias.

Thomas Rouge escribió que "Una meditación prefijada y deliberada es una seria aplicación de la mente a alguna materia espiritual o celestial, disertando sobre ella contigo mismo, con la finalidad de que tu corazón se enardezca, tus afectos se aviven y tus propósitos se eleven a un mayor amor de Dios, odio del pecado, etc."

Mientras que la meditación ocasional extrae de los elementos de su al rededor el tema de reflexión, la meditación deliberada extrae sus temas de cuatro fuentes según el puritano Tomas White:

1. De la Escritura
2. De las verdades prácticas del cristianismo
3. De ocasiones providenciales (experiencias)
4. De los sermones

Los sermones son campos particularmente fértiles para la meditación. Como escribió White: "Es mejor oír sólo un sermón y meditar en él, que oír dos sermones y no meditar en ninguno"

¿Porqué la meditación es algo tan necesario?                        


#1. Porque Dios nos ordena meditar. Tan sólo esto debería ser suficiente razón (Dt. 6.7; 32.46; Sal 19.14; 49.3; 63.3;94.19;119.11, 15, 23, 28, 93, 99; 143.5; Lc. 2.19; 4.44; Jn. 4.24; Ef. 1.18; 1 Tim. 4.13; He 3.1).

#2 Porque no meditar nos conducirá a la debilidad espiritual. Como dijo Thomas Manton: "La fe es flaca y pronta a desfallecer a menos que se alimente con continua meditación". David da a entender este mismo punto cuando dice "si tu ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido" (Sal 119.92) ¿Podemos notarlo? David creía que sin la meditación de la ley de Dios su alma perecería ¿qué efecto tendrá entonces en nuestras almas cuando no meditamos?

#3 Porque no nos beneficiaremos de la Palabra de Dios sin la meditación. Tanto la porción de la Palabra que podamos leer en lo íntimo como la Palabra que escuchamos en el momento de la predicación, no nos será de provecho si no meditamos en ello. Para Richard Baxter, recibir la Palabra, leerla o escucharla predicada, era como ingerir alimentos para nuestra alma pero, por otro lado, meditar era el equivalente a digerir dichos alimentos para extraer de ellos sus nutrientes. Baxter decía "un hombre puede comer muy bien, pero puede no digerir igual de bien". Thomas Brooks, en el mismo canal con Baxter escribió que la meditación "es el mismo estómago y calor natural por los que las verdades espirituales son digeridas... No es el que más lee sino el que más medita, el que demostrará ser el cristiano más selecto, dulce, sabio y fuerte".

¿Cómo debe ser la meditación?                                                 


#1 Frecuente.

Los intervalos prologados entre las meditaciones dificultan su fruto. Como escribió William Bates "Si el ave abandona su nido durante mucho tiempo, los huevos se enfrían y no son adecuados para la producción. Paro cuando hay una incubación constante, dan su fruto. Del mismo modo, cuando abandonamos los deberes religiosos durante mucho tiempo, nuestros afectos se enfrían y no son adecuados para producir santidad y consuelo a nuestras almas". Si Dios le ordenó a Josué meditar en su ley de día y de noche ¿no habríamos nosotros de deleitarnos también en la verdad de Dios cada mañana y cada noche?

#2 Bien programada

Fija una hora y aferrate a esa hora, aconsejaron los puritanos. Temprano en la mañana es un momento excelente porque tus meditaciones mercarán entonces el tono para el resto del día (Ex. 23.19; Job 1.5; Sal. 119.147; Pr. 6.22; Mr. 1.35). Sin embargo para algunos, las noches pueden ser más fructíferas ya que las ocupaciones del día quedan atrás, y se disponen a descansar en el seno de Dios mediante la meditación (Gn. 24.63; Sal 4.4).

#3 Persistente

William Bates dijo que meditar es como intentar hace fuego con madera mojada. Quienes perseveran producirán una llama. Cuando comenzamos a meditar puede que sólo consigamos un poco de humo, después, quizás, algunas chispas, "pero al final habrá una llama de afectos santos que sube hacia Dios". Persevera "hasta que la llama se encienda", dijo Bates.

¡Prepárate para meditar!                                                             


Los escritores puritanos sugirieron varias maneras de prepararse para una meditación efectiva.

#1 Acércate con seriedad. Se consciente del peso, excelencia y potencial del momento de meditación. Considera que si tienes éxito, serás admitido en la misma presencia de Dios, tendrás una probadita del gozo celestial aquí en la tierra.

#2 Encuentra un lugar. De preferencia que sea tranquilo y libre de interrupciones. Busca la privacidad, el silencia y el descanso. Algunos puritanos recomiendan tener una habitación oscura o cerrar los ojos para evitar toda distracción visible. Otros recomendaron caminar o sentarse en medio de la naturaleza. En esto, cada cual debe encontrar su propia manera.

#3 Mantén una postura corporal que sea reverente. No importa si esta postura es sentado, de pie, caminando o postrado ante el Todopoderoso. Lo importante es que el cuerpo sea un reflejo del alma, siguiendo sus afectos.

#4 Quita todo obstáculo. Limpia tu corazón de las cosas de este mundo, de la culpa y corrupción del pecado. Calamy escribió "Ruega al Señor no tan sólo que te guarde de la compañía externa sino también de la interna, es decir, que te guarde de los pensamientos vanos y mundanos y que te distraen".

#5 Excita tu corazón al ferviente amor por las cosas espirituales. Crea una lista de textos de las Escrituras y verdades espirituales que enciendan el fervor de tu corazón y tráelos a tu mente momentos antes de la meditación.

(Todo este artículo está basado en el capítulo 4 del libro "La Espiritualidad Puritana y Reformada" de Joel Bekee)

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Anulando el Acta de los Decretos (Predicación)

10 Características Esenciales de la Regeneración

Cómo ver Películas y Series de Forma Cristiana (1ra Parte)