Aplicaciones Prácticas para Doctrinas Reformadas: Depravación Total



Quiero iniciar una serie de reflexiones sobre algunas conclusiones prácticas que se desprenden de ciertas doctrinas reformadas.

Es común que los reformados seamos identificados como los de cabezas grandes y corazones fríos. Especialmente los presbiterianos. No por nada se nos dice "refrigerianos". Más seguido de lo que nos gustaría la ortodoxia de la cual presumimos se queda sólo en un montón de datos correctos pero pocas veces se traduce en vidas santas ¿a qué se debe esto? ¿Acaso el fundamento de una vida santa no es una doctrina bíblica? Por supuesto que sí, sin embargo a menudo no hacemos las conexiones entre la teología y la vida práctica ¡Ahí está el problema! A veces sólo decimos nuestros puntos, desarrollamos proposiciones correctas, les damos base bíblica pero dejamos la aplicación a la creatividad de nuestro auditorio. Debemos ser más intencionales en llevar la doctrina a conclusiones prácticas.

En estas reflexiones es eso lo que voy a intentar hacer. No voy a tratar de defender las doctrinas comparándolas con otras ni intentaré darles base bíblica, vengo presuponiendo que ya creemos en estas doctrinas. Otros han escrito ya mucho sobre la base bíblica del calvinismo y la defensa de nuestras creencias, no me sumo a esa corriente en estos escritos.

En fin, para no prolongar más esto, quiero comenzar con la doctrina conocida como la doctrina de la Depravación Total Humana. Esta doctrina nos indica cuán mal está el hombre en cuanto a lo espiritual. Nos enseña que el ser humano está muerto en sus pecados y delitos, que está corrompido no sólo en una parte de su ser sino en todas las partes de él, que está inclinado totalmente al pecado y que por esto es incapaz de hacer cualquier cosa que le haga ganar o merecer la salvación que Cristo ofrece. En nuestra vida práctica ¿cómo debería afectarnos esta doctrina?


Humildad

En primer lugar, la fuerte convicción de nuestro pecado debe llevarnos a la humildad. Últimamente veo muchos reformados que andan por ahí levantándose el cuello, inchados de soberbia por su "buena doctrina". Si ellos dejaran que la doctrina de la Depravación Total pasara de ser mera información a ser una verdad latente en el corazón entonces no volverían a mirar a nadie por debajo del hombro. Realmente, como decía Calvino: "somos podredumbre y hediondez" o como diría el Rey David "¿qué es el hombre para que tengas de él memoria?" Somos nada, somos menos que nada ¿Que mejor antídoto contra la soberbia que una fuerte convicción de nuestra depravación interna?

Aceptar la corrección

Si somos honestos con nosotros mismos a la luz de la doctrina de la Depravación Total veremos que nuestra tendencia natural es justificarnos y defendernos a nosotros mismos cuando somos corregidos a pesar de que en verdad podamos estar haciendo algo incorrecto. Cuando alguien nos corrige, ya sea de buena o de mala manera, tendemos a reaccionar protegiéndonos de la "crítica". Lo que estamos haciendo es decir: "no soy como tú dices que soy, soy mejor que eso". Pero... si creemos en la doctrina de la Depravación Total Humana más bien deberíamos pensar "seguro sí soy así y tal vez incluso peor" ¿no es cierto? Por naturaleza nos vemos inclinados a no percibir nuestras faltas. Nuestro pecado es tan poderoso que tiene la cualidad de volverse invisible a nuestros ojos ¡Debemos ser muy concientes de eso! Entonces por mera lógica, debemos pensar siempre "Aunque esta persona me está acusando de algo que yo no percibo en mí mismo es probable que ella tenga razón" ¿Porqué? Porque el pecado tiende a esconderse de su portador. Nuestra teología nos debe llevar a esta conclusión: "cuando se trata de mis pecados y mis errores, siempre es más probable que los demás tengan razón". ¡Qué difícil! Pero si queremos ser consistentes con nuestra teología debemos vivir con esto como principio.

Esperar el pecado en los demás

En ocasiones el pastor o el líder juvenil tiene que decirle a los padres sobre el comportamiento de su hijo. Muchos padres al enterarse de lo que su hijo ha hecho reaccionan diciendo "no, mi hijo es incapaz de hacer eso" ¿Qué está pasando aquí? Es que estos padres no han entendido la Depravación Total Humana, todos (hasta su hijo) somos capaces de cometer atrocidades inimaginables. Es sólo la gracia de Dios lo que nos detiene de ser como realmente somos: Aborrecibles montruos de iniquidad. Comprendamos esto y no nos asombraremos por el pecado, más bien lo estaremos esperando y podremos ponernos en guarda para recibir su impacto ¿Tienes una amigo muy querido? ¿Unos padres en quienes confías? ¿En pastor al cual admiras? ¡Todos van a pecar! No debería ser sorpresa que nos decepcionen o que nos traicionen pecando contra nosotros o contra alguien más ¿o no es cierto que a veces nos ofenden y nos indignamos como si fuera increíble? A la luz de la doctrina reformada todas las ofensas de los demás (y las nuestras) son muy creíbles e incluso previsibles. Y aunque ciertamente debemos entristecernos por el pecado no debemos maravillarnos diciendo "¿cómo es que fue capaz?" En realidad tú también eres capaz y todos los somos, capaces de pecar de formas horribles.

Rechazar los ánimos mundanos

¿Cuales son los "ánimos mundanos"? Cuando una persona del mundo, una persona no cristiana (o no reformada), quiere animar a otra ¿que suele decir? "Eres un vencedor", "eres un campeón", "tú vales mucho", "tú puedes", "eres una princesa", "mereces todo lo que deseas", etc...  de sólo escribirlo se me enchina la piel ¡No, no y no! A la luz de la Depravación Total Humana no eres nada de eso ¡De hecho eres exactamente todo lo contrario! Pero a pesar de que muchos de nosotros somos reformados cuánto nos cuesta dejar de valorar estas "hermosas" mentiras de Satanás. En Edén, Dios dijo que si Adán comía del fruto moriría, la serpiente dijo "no morirán" ¡Ella dijo justo lo opuesto y desde entonces sigue haciéndolo! Dios dice del ser humano "Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga" (Isa 1.6) Él dice de todos los seres humanos: "Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos." (Ro 3.13-18) ¿y qué dice Satanás? ¡Exactamente lo opuesto! El próximo amigo que quiera consolarte diciéndote una de estas mentiras satánicas, porfavor no lo escuches. Tu consuelo y tu ánimo jamás debe basarse en lo que tú eres (basado en lo que tú en realidad eres más bien caerías en depresión) sino en Cristo, en quien Él es, en lo que hizo por ti y lo que sigue haciendo en ti. "Mas el que se gloría, gloríese en el Señor" (2 Cor 10.17).

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