Porqué no estoy de acuerdo con los memes cristianos



¿Porqué no estoy de acuerdo con los memes cristianos ni con las predicaciones o reflexiones bíblicas humorísticas?

Todos tenemos en nuestra vida ciertas cosas que tenemos por sagradas, cosas que consideramos intocables. Si alguien se atreve a ensuciar aquello que tenemos por sagrado haciendo una caricatura de ello, burlándose o criticándolo irrespetuosamente nos enfurecemos y/o alarmamos, pues sentimos que se está profanando o violando algo santo. Todos nosotros nos indignaríamos si aquello a lo que nosotros, en nuestro corazón, tratamos con sumo respeto, cuidado y temor es tratado por otros descuidadamente con ligereza e inmadurez.

Piense en las últimas palabras de una madre a su hijo antes de morir. Seguramente el hijo tiene ese recuerdo como algo sagrado, algo intocable. Siendo así ¿Quien se atrevería tomar ese recuerdo y burlarse de él? ¿No sería algo irrespetuoso? ¿Quien sería tan imprudente como para tomar esa escena y recrearla con chistes y juegos infantiles? ¿No sería eso profanar algo sagrado?

Todos tenemos cosas a las cuales tenemos por sagradas. Y todos hemos experimentado que se profane algo sagrado para nosotros, no obstante, para el creyente hay algo que debería ser supremamente sagrado por encima de todo ¿Y qué es eso? ¡Dios mismos, su Evangelio, su Palabra! Lamentablemente, el día de hoy vemos como muchos cristianos toman estas cosas y las manipulan jugando con ellas con ligereza y boba jovialidad.

¡Deberíamos temblar y estremecernos dentro de nosotros mismos de sólo poner en nuestros labios la frase "Jesucristo es el Señor"! ¡Deberíamos llenarnos de temor por sólo atrevernos a poner nuestros pensamientos en terreno divino al hacer teología o al estudiarla! ¡Tendríamos que llenarnos de un profundo sentimiento de reverencia al osar poner nuestros ojos en las Santas Escrituras! Pero no sucede así, hemos perdido la noción de lo sagrado. Para esta generación todo es objeto de juego, todo es reducible a memes y chistes, y aún de lo más sagrado que poseemos en la fe se puede hacer una caricatura.


Aquellas cosas que antes eran sagradas y que incluso los incrédulos respetaban poniendo algo de distancia entre ellos y aquello para no profanarlas, hoy son violadas por los mismos cristianos con sus memes y predicaciones "divertidas", que parecen más sesiones de stand-up comedy, que golpes por el martillo de la verdad de Dios.

¿Qué dice la Biblia al respecto?

En primer lugar tenemos el tercero de los diez mandamientos: "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano" (Exodo 20.7)

Cuando en la Biblia se habla del "nombre de Jehová" significa más que la emisión verbal y audible de cierto vocablo o la escritura de ciertos símbolos, en conjunto, sagrados. Aquello de "el nombre de Jehová", en la Biblia, significa ¡La persona misma de Jehová!. En su nombre va su reputación, su gloria, su presencia, y aún Él mismo. Así que tomar el nombre de Dios en vano no significa simplemente decir con descuido cosas como "¡Oh Dios mío!". Tomar el nombre de Dios en vano es tomar a Dios mismo en vano, tomar al Señor del universo a la ligera, tratarlo como cualquier trivialidad. No es descabellado pensar que cuando Jesús dijo "ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen" (Mat 7.6) estaba pensando en este tipo de personas quienes cual cerdos, se les puede entregar algo precioso pero al no saber apreciar su inestimable valor lo ensucian y pisotean. Eso es tomar el nombre de Dios en vano.

¿Acaso no es esto lo que está sucediendo cuando se toma a Dios y su Palabra para plasmarlos en imágenes burlonas y llenas de sarcasmos faltos de seriedad y reverencia? Usted no querrá tratar a una perla así a menos de que quiera ser identificado con los cerdos.

Adicionalmente podemos recurrir al Padre Nuestro. Recordemos cuál fue la primera petición que Jesús nos enseñó en el momento de oración. Él dijo "santificado sea tu nombre" (Mat 6.9). Muchas veces lo repetimos pero pocas veces reflexionamos sobre lo que esto significa.


Esta primera petición en el Padre nuestro ("santificado sea tu nombre") es el otro lado de la moneda del mandamiento "no tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano". Ambas porciones de la Biblia nos hablan de nuestra actitud frente al "nombre de Dios". En el decálogo se nos dice cómo no debemos tomar dicho nombre mientras que en el Padre Nuestro se nos indica la actitud correcta que debemos adoptar ante este nombre. Tomarlo en vano es lo que debemos evitar. Santificarlo es lo que debemos practicar. Pero ¿qué significa "santificar"?

La idea fundamental de algo santificado es la de algo apartado o separado de lo ordinario. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, se separaban ciertos artefactos de su uso común para usos sagrados y cuando alguien se atrevía a usarlos descuidadamente, tal sacrilegio usualmente le costaba la vida. Tal es el caso de los hijos de Aarón: Nadab y Abiú, cuando trataron de ofrecer fuego extraño ante Dios y murieron por tal osadía (Lev 10).

Pero aplicado a Dios quien es descrito como "Santo, santo, santo" (Isa 6) la petición inicial del Padre Nuestro "santificado sea tu nombre" debe entenderse como algo así: "que los hombres reconozcamos el carácter sagrado, digno de respeto y majestuoso de tu persona y que nos conduzcamos conforme al peso tremendo de tal reconocimiento". No hay lugar aquí para bromas y chistes. Ante lo Santo no puede existir una actitud jovial, irreverente y boba. Ante la trascendencia tremenda del "tres veces Santo" lo mejor que usted puede hacer es cerrar su sucia boca, bajar la cabeza en humildad y rogar para que, al tratar con lo sagrado, usted no termine profanándolo con su indignidad y con su necedad, y trayendo, de esta manera, el juicio de Dios contra usted, tal como Nadab y Abiú lo hicieron.

Antes estas evidencias bíblicas es alarmante que algunos sigan obstinándose en tratar de vivir su cristianismo como una película cómica, caricaturizando las verdades del Soberano Dios por medio de imágenes vulgares y burlonas, y subiéndose al púlpito a comunicar su Santa Palabra con las mismas técnicas de un comediante.

Estimado hermano, oremos para que Dios no sea tratado como algo vano por nosotros, que su nombre sea santificado en la forma en la que comunicamos su verdad.

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